Queridos hermanos, una reflexión sencilla en estos momentos difíciles de pandemia.

Todos estáis al corriente de las diversas actitudes y acciones/reacciones de las distintas cofradías tanto en nuestra ciudad como a nivel nacional. Con respeto a toda pluralidad y cumpliendo todas las medidas sanitarias en reuniones de nuestro Cabildo Menor, nuestra hermandad está respondiendo con creces a lo que corresponde a toda nuestra vida concreta.

Esta situación se puede presentar como un reto y oportunidad. ¿Para qué? Entiendo que para ser mas auténticos. Por tanto, ante la tentación de pensar o actuar como si no hubiese pasado nada, o la tentación de la nostalgia en el pasado de nuestras costumbres generando una actitud de pesimismo; o la tentación de un cristianismo social que solo aparece en la procesión un día al año, o de un cristianismo devocional basado en algunos ritos aislados, de paralización ordinaria de nuestra vida, os invito en esta Cuaresma a profundizar, a ponernos delante de Dios de verdad, a mirar a Cristo Yacente y dejarnos transformar por El.

Como iglesia, tenemos grandes posibilidades y una de ellas es mantener un espíritu de cercanía, sobre todo con los más débiles. Y los retos se presentan de modo más claro: ser una iglesia abierta y acogedora, una iglesia más transparente que no tiene nada que ocultar, una iglesia más libre y más gozosa ante los acontecimientos.

Que el Señor nos conceda la gracia de responder y de creer en su misericordia.

Cristo Yacente. Ruega por nosotros.

Un abrazo fraterno para todos.

Manuel San Miguel

Capellán / Hermano 261